LEO ADEF . ISAAC DIAZ . FABRO TRANCHIDA
En el período clásico que abarca la historia del arte, las instancias de cánones de belleza femenina abundan y parecen contraponerse a la tosquedad de un cuerpo masculino, que solo se lo contempla cuando jóvenes ganímedes emulan la impostada fragilidad de algunas venus contemplativas. La fotografía finisecular de Von Gloeden vendría a redefinir y cuestionar esa postura recreando Las tres gracias de Rubens o definiendo el rostro de nuevos faunos en las tierras del Vesubio. Las fotografías y las intervenciones artísticas de Tranchida, Adef y Díaz retoman esos cuestionamientos y quieren narrar la construcción de la identidad de los pibes de las tribus urbanas, cifrada en los skates, los pañuelos alrededor de la cara, los sugestivos pantalones cortos, los bits del vaporwave. A diferencia de Van Gloeden, los artistas no reconstruyen la belleza clásica, sino que indagan en la belleza masculina de la periferia. Al igual que van Gloeden, los artistas dejan entrever una sigilosa fascinación indiscreta por el objeto retratado. Las fotografías, que dejan ver velados caracteres chinos, los skates intervenidos, los videos testimoniales breves, son las manifestaciones de esa relación innombrada. En ellas, la cultura de masas y la otra, la íntima y menos definida, no la cultura de élites pedantes, que no es privilegio de nada, y nadie puede atribuírsela, sino la cultura a la que pertenecen la devoción de Aschenbach por Tadzio y que lo lleva a aquel a aceptar en su muerte la resignada indiferencia del amado; en ellas, la aproximación de la juventud desde la juventud.
La redefinición de la belleza masculina desde lo urbano, la anónima relación entre los retratados y el que retrata, los íconos de una generación atravesada por el consumismo, todos vienen a definir las líneas generales de la muestra, que no busca ser una apología del homoerotismo, sino más bien el retrato de la misma devoción que Whitman manifestaba por los jóvenes marineros que lo leían en las noches solitarias de altamar. - Ezequiel Lavena
PAUL LOUBET, RODRIGO RODRIGUEZ, GORDO PELOTA Y NASE POP
chela - Mirador
La ciudad se camina y se apropia. Las avenidas, los parques, algunos inadvertidos que van lento en medio del smog y los edificios que se suceden invariablemente; la calle se llena de manteros que ofrecen carteras de imitación, juguetes de cuerda, enchufes; la ropa en las vidrieras y adentro los vendedores, indiferentes a los que entran y salen; el tren se anuncia la lo lejos y los pibes se juntan abajo del puente a verlo pasar mientras toman cerveza.
Así se arma Tetra: con la heterogeneidad del escenario urbano. Los murales de Nase Pop, que surgen de los contrastes de esa ciudad; las pinturas de Rodrigo Rodríguez, que buscan en la desintegración de la materia la visión de un universo no revelado; las telas de Paul Loubet, que se centran en la abstracción y busca gestos mínimos; los retratos de la cotidianidad del Gordo Pelota, y en ellos, las canchas de fútbol, los asados. Los cuatro se sirven del grafiti para exponer composiciones que abarcan lo geométrico, lo ilustrativo, lo orgánico.
Además del grafiti de colores saturados y estridentes, Nase Pop suma tipografías e indaga en nuevas técnicas de creación; Rodrigo Rodríguez incorpora esmalte sintético y látex para sus expresiones, que construye de modo intuitivo sin proyecto previo; Paul Loubet compone desde el despojo y trabaja sobre lienzos con tinta puff, que le permite enfocarse en el plano y el volumen; el Gordo Pelota utiliza acrílicos e ilustra escenarios puramente argentos que a veces exponen a través del humor una crítica social implícita.
Tetra surge del juego, más allá de las coincidencias. No es meramente el prefijo griego que designa mundos materiales e inmateriales o el primer número compuesto con el que se construye un cuadrado perfecto. Es también la excusa que encontraron cuatro artistas de la calle para plasmar los cuadros inacabados y volubles de una realidad en continua expansión.
- EZEQUIEL LAVENA
MARIANA BERSTEN
De origen argentino, la fotógrafa obtuvo su formación en International Center of Photography en New York desde 1996 y estudió arte en Empire State College de la misma ciudad, donde residió hasta el 2007. De vuelta en Argentina, fundó junto a su hermano y socio, Martín Bersten, la galería y Fundación El Mirador Espacio.
Pasados tres años desde la última muestra, Bersten decide indagar en universos no visitados en su obra.
El verano y la arquitectura del derrumbe es un texto escrito con imágenes en las que los tonos y las texturas son intervenidos por la poética. En él, se lee una visión de lo que representa la vulnerabilidad de la amenaza desde adentro. En las fotografías de autorretratos pintados con acuarelas y en las otras fotografías se reúnen símbolos de esa amenaza: un hacha, el fuego, un arma, una mancha de pintura, restos de muebles esparcidos por una escalera.
Para Bersten, esa amenaza parece ser también una oportunidad para la deconstrucción personal y para disfrutar de una conciliación y una calma nada definitivas, cifradas en los primeros días del verano que traerán consigo los indicios de un camino insospechado. En el video que se exhibirá habrá escenas de ese estadio, pasos y voces ajenos, el ritmo desacompasado del agua y las huellas de arena que el viento desdibuja incansablemente, los trazos de la sal sobre la playa; y los objetos capturados en una burbuja acrílica que se expondrán son muestras de ese estadio: un ladrillo, una casa.
En esta muestra, la artista recorre un ciclo: en una primera etapa, permitirá que la amenaza la invada y la destruya; después, tomará lo que haya sobrevivido y lo seleccionará, no sin criterio estético, para transformarlo; la última instancia es esta, la muestra, un relato hecho de ficciones, imágenes, íconos, símbolos.
- Ezequiel Lavena
RUTAS DE ESCAPE: NUEVAS CARTOGRAFÍAS
Curaduría: Camila Sol y Martina Bersten
Un proyecto con La Tunca Fundación, artistas de la galería amando nuevos cartografías en una interesante exposición que desbordará los muros del espacio expositivo. Crónicas, obras de arte, objetos recolectados durante la travesía de residencia La Tunca y mensajes criptados se cruzarán con las obras de los artistas locales en tiempo y espacio revelando nuevas e interesantes cartografías.
Artistas de LTF
Lucas Caraba (España), Ximena Labra (México), Gregory Thielker (EUA), Alvaro Verduzco (México), Verónica Vides (El Salvador/Argentina), Chintan Upadhyay (India)
Artistas de El Mirador Espacio
Celeste Martínez, Alejandro Moreyra, Fabro Tranchida, Federico Villarino, Franco Vicova
FRANCESCA DARGET
Como parte de su programa de muestras, El Mirador Espacio presenta en Julio
“Como una flecha de oro oxidada” de la artista Francesca Darget, quien realiza por primera vez una muestra individual.
En este primer ensayo fotográfico Francesca explora la noción del tiempo, entre los diversos cuestionamientos metafísicos que discuten la cabal existencia del sistema de realidad que aceptamos, está aquel que desafía la imposibilidad de cambiar el pasado y asevera que el presente no está comprendido entre dos unidades estancas, sino más bien entre dos unidades vivas en constante interacción con él.
La muestra lo avala. En ella, la artista re visita el pasado y lo integra al presente en un intento de hallar una identidad. Ese intento encierra necesariamente la revalorización de aquellos que nos precedieron. Darget lo refleja, por un lado, en los materiales que componen las fotografías: bibliotecas, escritorios, bañeras oxidadas, paredes empapeladas, bustos, vestidos y pieles; por el otro, en la poética de las tomas, que incluyen escasa luz e ineludibles sombras.
Los peinados y las poses también remiten a otras épocas, pero se contrastan con rostros jóvenes que se nutren y embellecen con esas evocaciones.
La muestra también expresa en lo visual la nostalgia de la pérdida y el miedo al paso del tiempo. Grabarlos sobre el papel, asegura Darget, es la única manera en que puede hacerlos permanecer. Aseguradas en los portarretratos, las imágenes espectrales de los antepasados se levantan para contar historias de otros tiempos: aquella, por ejemplo, que habla de una marquesa velada, musa inspiradora de un escritor indio cuyo nombre se escapa para preservarse en el misterio.
El tiempo, entonces, no está compuesto de tres eternidades inalterables diferentes: lo que no existe, porque ya no está; lo que existe, porque lo podemos ver, lo que existirá, que es un mero acto de fe. Los tres conforman una única unidad que habitamos con la feliz certeza de saber que lo fue nos redefine de manera constante para lo que será.
- EZEQUIEL LAVENA
Con mucho agrado nos emociona informales los ganadores del Premio Fundación el Mirador.El Jurado compuesto por Martín Bersten (Director de la fundación El Mirador ), Raúl Flores (Artista y curador), Camila Sol (Latin American Acquisitions Committee @ Tate Modern | Latin American Circle @ Guggenheim Museum) y Lucas Marin (Artista y Curador), ha decidido otorgar los siguientes premios:
Primer Premio:
Lucia Von Sprecher
Segundo Premio:
Mariana Lerner
Primera Mención:
Federico Salvarredy
Segunda Mención:
Carloman Céspedes